Por José Núñez.
Las encuestas de preferencias electorales son herramientas de primer nivel para conocer el posicionamiento electoral de un aspirante a un puesto electivo, también para saber qué tanto lo conocen, si su candidatura va en descenso, en crecimiento o está estancada. En otras palabras, nos pone al tanto de las probabilidades de triunfo del candidato.
Y por supuesto, esas mismas informaciones de los niveles de aceptación popular en las encuestas las puede obtener simultáneamente sobre sus competidores, ya sean internos o externos, y hasta el de los personajes de los movimientos o agrupaciones de la sociedad civil que tengan aspiraciones políticas.
Pero debemos hacer un paréntesis y puntualizar en el mismo, que realmente las encuestas miden un momento determinado, son una fotografía de ese o esos períodos encuestados, y aquí existen dos puntos de interés fundamentales, el primero, el lugar o nivel de simpatía que tiene el candidato.
Si es una medición de simpatía electoral para hacerla pública, en ésta es de vida o muerte aparecer bien posicionado, mientras que para los que le dan un seguimiento científico, su rol es observar, analizar, ponderar el comportamiento del precandidato o candidato en las encuestas que están realizadas con criterios, es decir, con las técnicas, la metodología y las muestras adecuadas en las fechas oportunas.
Es determinante saber, conocer cómo se mueve un aspirante en las preferencias del electorado, eso es tan importante, que inclusive si posee una tasa de rechazo de más de un digito y el comportamiento del candidato es ascendente, y está bien posicionado en las mediciones de popularidad (de primero o segundo), esa tasa de rechazo, siempre y cuando no sobrepase el 40% del mercado electoral potencial, si el que aspira está con oscilaciones crecientes por encima del 40 ó 45%, no deben existir preocupaciones entre los suyo, todo lo contrario.
A los estrategas, entonces lo que les corresponde hacer es concentrarse en esa masa que puede captar ese aspirante que está encabezando las encuestas, y en segunda opción, tratar de reducir los niveles de rechazo en éste, pero primero, si fortalece el posicionamiento que ya es sólido en un mercado con un potencial de 60%, es muy probable que el citado rechazo que está por el 40%, se le reduzca entre 5 y el 10%, es decir, que caiga a un 30 o un 35%.
Esta situación lo que puede provocar en realidad es ampliar el margen para el crecimiento en las simpatías de ese aspirante, el cual bien asesorado, es «pan comido», su triunfo es cuestión de tiempo, por supuesto, basándonos en un buen marketing con las estrategias y las tácticas electorales adecuadas y conscientes.
Entonces, todo esto adquiere un valor científicamente irrebatible cuando los estudios del mercado electoral presentados por diferentes encuestas de prestigio y experimentadas en un mercado electoral (Gallup-Hoy, Newlink Group, la Asisa Research Group, Pen & Schoen…) y en fechas diversas, periódicamente, vienen coincidiendo con estos datos casi a la perfección con relación al posicionamiento de un candidato determinado.
De ahí que cuando las encuestas hablan, es cierto, los datos se delatan solos, únicamente los testarudos y fanatizados los ven después del golpe final, porque eso sí, ni perdiendo y viviendo la realidad admiten lo que con mucha anterioridad les venían diciendo o advirtiendo en cascadas las mediciones de preferencias electorales.
Como se dice que «para muestra basta un botón», esto que acabamos de exponer en los párrafos precedentes se viene observando, publicando y analizando en todos los medios de comunicación, sobre los resultados encontrados en todas las encuestas de prestigio con respecto a las elecciones nacionales que se celebrarán en mayo de 2020.
Y los que están siendo señalados como punteros y que no tienen impedimento constitucional, son el expresidente, doctor Leonel Fernández por el PLD, y el licenciado Luis Abinader por el PRM, donde casi siempre Leonel lleva la delantera, fortalecido por el posicionamiento popular de su partido (el PLD) y del gobierno de Danilo Medina.
¡Por eso ratificamos, cuando las encuestas hablan, los datos se evidencian!